Hermanos y hermanas, el testimonio de las primeras comunidades nos recuerda que la misión nace del descubrimiento y encuentro personal con Jesús de Nazaret. Oremos.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
• Suscita Padre en nuestra Iglesia hombres y mujeres líderes, que sean referentes, que apunten con sus vidas hacía ti y que recuerden la importancia de construir tu Reino.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
• Despiértanos Padre por dentro, que no olvidemos que es tuya la iniciativa, que nos llamas, hablas y enseñas a través de las personas, de los acontecimientos que nos suceden y acontecen en este mundo.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
• Conmueve Padre nuestras entrañas, que nos demos cuenta que la fe y la misión no son dos llamas distintas sino una y la misma: creer es sabernos enviados.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
• Que todos nosotros Padre nos sintamos llamados a construir tu Reino, a anunciar tu Buena Noticia; que formemos comunidades parroquiales y religiosas fraternas, hospitalarias, reconciliadoras.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
• Restaura Padre los corazones rotos, pacífica a los atormentados, libera a los cautivos, acoge a los solitarios, alimenta a los hambrientos y a todos danos tu paz.
Jesús, que nos sintamos llamados y enviados.
Padre bueno, concédenos la gracia de vivir la estrecha unión entre fe y envío misionero, renueva entre nosotros y nosotras el impulso misionero de las primeras comunidades… Te damos las gracias por regalarnos a tu hijo Jesús, el que va siempre por delante de nosotros.
Vicky Irigaray