Hermanos, el "buen espíritu" se alegra de la presencia de la liberación en cualquier parte que la encuentre, incluso si se da fuera del círculo de los que seguimos expresamente a Jesús. Es la presencia de Dios liberador en todo el mundo, más allá también de las fronteras de nuestra Iglesia. Oremos.
Padre, que nuestra vida invite a la vida contigo
· Que la Iglesia, Padre, alentada por tu Espíritu no excluya, obligue o reprima sino fomente, siembre y aliente, especialmente respecto a los más pequeños, los más desfavorecidos, los de fe más débil.
Padre, que nuestra vida invite a la vida contigo
· Que los creyentes, optemos con radicalidad por el seguimiento de Jesús conscientes de que de nuestra actuación, de nuestro testimonio de vida, dependerá en parte la conversión o el escándalo de cuantos nos rodean.
Padre, que nuestra vida invite a la vida contigo
· Que todos nosotros seamos especialmente pacientes y próximos de los más desfavorecidos de nuestra sociedad, que los que viven en la necesidad encuentren en nosotros ayuda, respeto y cariño.
Padre, que nuestra vida invite a la vida contigo
· Que todos los hombres, mujeres, ancianos y niños que han tenido que dejar sus países de origen a causa de la guerra, encuentren en nuestros países la oportunidad de una nueva vida en paz y dignidad.
Padre, que nuestra vida invite a la vida contigo
Padre, todos nosotros hemos adquirido el compromiso de ser sal, pero la sal puede perder su sabor y no valer sino para tirarla. Concédenos la gracia de ser conscientes de nuestra responsabilidad en nuestro modo de vivir, a la hora de seguir a tu hijo Jesús. Te damos las gracias por que eres nuestro Padre y nos das, cada día, a tu hijo Jesús.
Vicky Irigaray